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Los locales comerciales en Tres Cantos tienen que tener una segunda vida (o primera)

Los locales comerciales tienen que tener una segunda vida (o primera) en Tres Cantos. Y así miles de personas hicieron una pequeña inversión para comprar un local en una ciudad a las afueras de Madrid creyendo que ese ahorrito le solucionaría el día de mañana la falta de recursos al no tener una pensión digna pero,… las ciudades (y las dormitorio, menos todavía) no “necesita” a los locales comerciales de barrio.

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En la Comunidad obligaban y encarecían los proyectos urbanísticos de los años 80 al obligar a aplicar muchos metros cuadrados para locales comerciales y como todo el mundo sabe estaba todo sobredimensionado para las necesidades de la población y más aún ahora que las necesidades van a menos.
La realidad actual es que la mitad de los locales están vacíos y muchos no tienen ni una primera ocupación.

Con un futuro totalmente incierto: faltan tiendas. Sobre todo las que quedan son clínicas dentales, gracias a que la Seguridad Social no cubre la ortodoncia, fisioterapia, por el mismo motivo y porque vamos hacia una población cada vez más vieja y más magullada, panaderías porque es el producto todavía de primera necesidad que se salva hasta que llega el «chino del barrio» que tiene todo pero que no es BBB (bueno, bonito y barato) sino MFC (malo, feo y caro, a menudo hacen reventa de lo que compran en un centro comercial un 50% más caro) y, por supuesto, bares: en eso no nos gana nadie.

Inaugurar esas grandes sedes de multinacionales es lo que gusta. Hacerse fotos en esas nuevas instalaciones en su ciudad es lo que les mola. Lo que le ocurra al pequeño inversor, al pequeño comerciante, al pequeño autónomo es un tema que no da portadas.

Al pequeño nadie le perdona pagar la licencia de apertura o el IBI por terrenos sin construir durante años como sí se ha perdonado o fraccionado el pago a los grandes en muchas ocasiones,… o pagando en “especie”.

El consumidor, sin darse cuenta se pone la soga él mismo: tan contento porque en Amazon “me lo traen todo gratis y si no me gusta lo devuelvo”. No saben que es un sistema perverso: antes o después llegará a estar totalmente incapacitado para tener capacidad de elección y competencia entre productos y que esos productos de venta tengan el nivel, atención y calidad del trato humano de cuando uno los compraba a personas y el dependiente le explicaba las cosas.

Ahora lo importante es el precio y aunque el prospecto no se entienda porque está en chino mal traducido, da igual pongo un vídeo de Youtube que me lo explique o tardo las horas que sean pero en mi casa no teniendo que salir y si, al final el producto es una estafa, “bueno no es muy grave” porque «me salió muy barato» y «cómo voy a devolverlo con una garantía de una cosa hecha en China».

Sin marcha atrás, habiéndonos cargado el gran tejido empresarial de muchos pequeños comerciantes, muchos autónomos dedicando mucho tiempo y trabajo para salir adelante y poder atender los pedidos de los consumidores.

Cuando se den cuenta de que los «Amazones» no eran un convento de monjas, ya no podrán ir a otra tienda: ya se habrán cerrado todo lo posible bajo las verjas que puso la comunidad de vecinos; cada uno en su gueto.

Hay una esperanza para resolver qué hacer con los locales comerciales vacíos; dejar que se conviertan en vivienda. Así se arreglaría el problema del inversor incluso mucha gente conseguiría una vivienda y/u oficina buena, barata y sin barreras arquitectónicas para gente con problemas de movilidad. Pero seguimos sin resolver el problema de fondo: hacer una ciudad con más vida en la que haya algo más que dentistas, fisios, panaderos, chinos y camareros.

El consumidor, sin darse cuenta se pone la soga él mismo: tan contento porque en Amazon “me lo traen todo gratis y si no me gusta lo devuelvo”
Locales comerciales en tres cantos.

Recientemente el teniente alcalde ha recordado en el Pleno que una de las fuentes de ingresos mayores del ayuntamiento de Tres Cantos es el IBI el cual siguen cobrando aunque estos locales estén vacíos.

Al mismo tiempo también se oyó en el último pleno el razonamiento de la extrema izquierda ( o progresistas, como les gusta llamarse). Si alguien tiene un local vacío pague más impuestos para así forzar a que bajen los precios de alquiler, típica medida intervencionista para hacer que los que tienen más paguen más desproporcionadamente e incitar a bajar los precios de un modo impuesto, no por el mercado.

Según avanza la evolución de la Ciudad se va encerrando en sí: poniendo más vallas a cada parcela finca o comunidad de vecinos siempre que pueden de acuerdo con los locales afectados en el mejor de los casos o diciendo que solo vallan y al final vallan y ponen cerradura.

Vallas para proteger su terreno (que no es verdad, si entran delincuentes, la policía no pueden entrar) y hundir a cualquier negocio que intente ponerse en los soportales o que estuviera ya en los soportales al que deja de tener acceso la gente y no puedan ver fácilmente los escaparates y así conseguir que esa tienda desaparezca.

“Lo importante es la seguridad y al dueño del local que le den, es su problema” Todos queremos tiendas cerca pero no debajo de mi casa que hagan ruido.

Es el egoísmo perfectamente marcado en la comunidad de vecinos reforzando el individualismo y promocionando el aislamiento de vecinos cercanos y lejanos y de toda una sociedad.

Los ayuntamientos hacen la vista gorda a los cerramientos para congraciarse. Solo quieren cobrar el IBI que es lo que más les importa. Les da igual que estén vacíos, pagan lo mismo. No les importa que la ciudad dormitorio sea cada vez más ciudad dormitorio y solo sobreviva por el consumo de sus ciudadanos en los grandes centros comerciales y los «Amazones».

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