El futuro de la prensa, no lo que diga un teniente de alcalde: no todo se compra… A raíz de las desafortunadas palabras del teniente alcalde en el Pleno del mes pasado, repartiendo carnés de periodista a los que él con nuestro dinero decide y viendo que es la moda entre muchos políticos en España el presionar a los medios digitales desde sus nuevos dogmas de lo que es la Verdad, ofrecemos este post de Fátima Martínez para explicar cuál es la situación y el futuro de la prensa en España.
La prensa escrita petó con Internet y la información hoy es otra cosa.
Desde los 80 hasta el 2.000 el problema de la prensa era que no cabía la publicidad.
Recuerdo algunos domingos tener que imprimir dos suplementos de empleo porque en 128 páginas no cabían todas las ofertas…— Fátima Martínez (@fatimamartinez) May 7, 2024
La prensa escrita petó con Internet y la información hoy es otra cosa. Desde los 80 hasta el 2.000 el problema de la prensa era que no cabía la publicidad. Recuerdo algunos domingos tener que imprimir dos suplementos de empleo porque en 128 páginas no cabían todas las ofertas de trabajo. Los lunes tocaba pedir disculpas a los anunciantes que se habían quedado fuera del periódico por falta de espacio.
El precio del periódico 1 € diario, excepto los domingos que venía cargado de suplementos. Comenzamos a añadir más suplementos a diario: vivienda, ocio, salud, cultura, por zonas, guías, especiales… Después empezaron los coleccionables, los regalos, si completabas las cartillas. Recuerdo la campaña de lanzamiento de la Razón: “nosotros vendemos información, no paellas, por eso no tendremos regalos ni cartillas”.
Terminaron regalando cajas con desayunos de Mallorca y cartillas para conseguir todo tipo de utensilios, como todos. Y sí, llegó Internet y los periódicos no supieron reaccionar a tiempo. La publicidad en Internet se regalaba dentro de la campaña de prensa que, hasta entonces, facturaba millones de euros al año.
Los anuncios por palabras empezaron a emigrar a Internet: Prostitución, ventas de segunda mano, financieros… Algo a lo que no se daba mucha importancia, pero se facturaban millones de euros, como las esquelas que poco a poco dejaron de llenar páginas y páginas, para verse reducidas a la mínima expresión.
Los blogs se multiplicaban. La prensa replicó en Internet el esquema y la maqueta de papel. Y no, Internet era otra cosa. El Mundo tomó la delantera y arrastró a El País, al ABC y al resto de la prensa a cambiar el chip… tarde. Y los anunciantes se negaban a pagar las tarifas de los espacios publicitarios en Internet porque hasta ahora habían sido gratis.
Y llegaron los EREs y los despidos, las rotativas desaparecieron de las sedes de los periódicos, se vendieron o alquilaron parte de los edificios que albergaban a los que habían sido los grandes medios escritos.
Y sí, hemos llegado a ese resultado que a los lectores no nos gusta: dime quién te paga y te mantiene y te diré a quién defiendes y lo que publicas. La independencia total de la prensa nunca ha existido, porque todos tenían una línea editorial clara, pero ahora la independencia es mucho más complicada porque está en juego la supervivencia del medio. Triste, pero real como la vida misma. (Fin)
El futuro de la prensa, no lo que diga un teniente de alcalde: no todo se compra… Gracias a que ahora ya no hacen falta grandes inversiones, se puede vivir sin tener que rendirse a los políticos que confunden prensa con propaganda y eso les duele. «No nos pueden comprar».