«Y el alpiste, como los garbancitos, a la jaula, y la jaula de oro», por Luis Mosquera
Como todos sabemos, una cosa es comer, y otra cosa es alimentarse. Con cosas pobres, se puede comer bien, y con cosas de lujo, puede que tan solo alimentarse. Todo como siempre, se trata del arte. Me he fijado de los artistas, por ejemplo, pintores, tienen una facilidad enorme para cocinar, y es muy bonito en todo y para todo, con poco, hacer mucho, y esto dudo que lo sepa hacer la Inteligencia Artificial.
Había un pintor muy allegado, muy muy allegado, que pintaba siempre cosas muy humildes, patatas y cebollas, ajos por medio, cacharrería sencilla, loza corriente, etc. Eran bodegones variados y hermosos, y el modelo, lo citado. Este arte, que como arte que es, lo invade todo, y no veo que encaje mucho con el alpiste y su reparto. Y además, el alpiste, cada grano tiene un precio. Y seguimos, y además, para qué tanto grano y tanto alpiste, a parte de que no somos pájaros, aunque haya algunos que les guste este maná, y es que el fin es una jaula, y hasta una jaula de oro. El alpiste, si se trabaja, es decir, si se suda, se convierte en un rico manjar.
Dejando libre la imaginación, es que hay prebostes de la política, que están poniendo de moda el contentar a todo el mundo de alguna manera, y me imagino que con el estilo del marketing y de la publicidad actual, que es puro engaño. La gente que es más o menos librepensadora, y que le gusta poco comer alpiste, están denunciando una ola de estupidez o idiotez, en donde, como una colmena, los hombrecitos picotean el alpiste, y solo faltaría que con el alpiste les hicieran promesas. Es que lo preocupante, resulta, de que se están estableciendo sistemas, por los que permanecer en el poder es una carrera en contentar y que se sienta cómodo todo bicho viviente, y si se consigue esta voluntad, como diría el Catecismo, pues el diablo ha vencido. No nos olvidemos de la figura del diablo y los diablillos que son sembradores de alpiste y desgraciadamente algunos de odio.
Cuando yo era pequeño, y de eso hace muchos muchos años, solo había seat 600, seat 1400, y seat 1500, y algún bichito perdido raro de importación. Es decir, salías a la calle y era una gran monotonía, y yo de chiquillo, deseaba que se abriese la mano y hubiera coches de todos los colores y formas, y no para tenerlos, sino para verlos, para disfrutar de la variedad y de la diversidad.
No sé qué es lo que hay hoy en día, sé que los objetivos son muy distintos, le pese a quien le pese, en mi época trabajando uno mantenía una familia, y podía tener su cochecito y su veraneo, incluso algunos su segunda residencia en la playa o en la montaña. Y ahora, tienen que trabajar los dos con dificultades para tener familia y es casi imposible una vivienda digna en un lugar digno, y si fuera posible también debiera regularse el asunto, porque las hipotecas comen los sueldos que da gusto. Me gustaría que un buen pensador hablara de justicia en vez de socialismo, porque hay cosas que son elementales, que no hace falta ningún socialismo para dilucidar, son pura justicia, que es fácil de entender. Y también considero muy importante, fundamental, que nos formemos todos los días, insisto, nos examinemos y todos los días como propongo hagamos propósitos firmes, poquitos, pero firmes, para mejorar individualmente y así se mejoraría la colectividad, y no intentando corregir la colectividad, si nosotros hacemos aguas en alguna parte.
Me parece que todavía no se ha producido el gran rechazo a nuestra generación, porque la gente joven va a llegar un momento que se harte de no tener salidas y le entre la claustrofobia, y con la claustrofobia estalle buscando una salida. Les estamos dejando cosas realmente suculentas, como una deuda brutal, sin vivienda, subiendo todos los precios, con una Inteligencia Artificial que les come terreno, con las secuelas de la pandemia, y poco forjados en la contrariedad. Eso sí, llevamos en la mano un superordenador diminuto que pasamos horas mirándolo, y hasta las modelos se fotografían mirando el móvil, como si fuera algo erótico.
Y el que no se forme, acabará peor que idiotizado con la citada Inteligencia Artificial, porque no hay nada como dejar de pensar y que piensen por ti para convertirte en una masa de carne con ojos.
Estas pequeñas reflexiones vienen a cuento, porque aunque profesional, he estado dedicado a la docencia también, ahora yo me encuentro tan extraño en el mundo como veo que se extraña la gente joven también. Mis alumnos eran más peleones y muchos buscaban sentido a las cosas por encima de todo. Yo tuve oportunidad de tener una vivienda de protección oficial amplia en donde se criaron mis hijos, y sé muy bien lo que es la gozada de acceder a una vivienda, aunque se pagara con las típicas letras correspondientes, supuestamente al alcance de los ingresos, en una manzana con abundante verde, y eso es lo que deseo fervientemente a la gente joven, que tengan esa posibilidad de que trabajando puedan adquirir en un sitio digno, una vivienda que no sea un cuchitril. Además, las soluciones y los arreglos de esta problemática inmobiliaria, pienso que están todos inventados, pero demonios, no se ponen en práctica a pesar de que España es grande, y desde luego cabemos todos, por terreno que no quede y hay material de construcción más que de sobra, no estamos en las Islas Canarias con sus limitaciones propias. En cosas que son básicas como la vivienda, que no debe caer del cielo, pero sí debe caer del sudor de varios o muchos, y ese sudor hace que los currantes estén profundamente satisfechos de su esfuerzo.
Y ya para terminar, me imagino el futuro con edificaciones cada vez más prefabricadas, más anodinas, y sugiero a los que tienen una casa de ladrillo, que como en el cuento de los tres cerditos, la disfruten y mucho, pues el ladrillo ya está pasando a la historia.
Arquitecto