sábado, 17 mayo, 2025
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Oxígeno

Oxígeno.

Intentando aprender de Alfonso Ussía

Soy un señor oxigenado, oxigenado artificialmente porque tengo la prescripción médica y la necesidad. Decía Santa Teresa —doctora de la Iglesia, y de las de verdad, que ya quedan pocas de esa categoría— que bastante tontos somos por naturaleza como para hacérnoslo por gracia. Vaya gracia quedarse sin energía eléctrica en casa, a 17 km de un hospital, necesitando oxígeno al menos 17 horas al día y casi 24. Nadie en todo esto asume la responsabilidad del caos generado. Mientras tanto, andan por ahí con el cazamariposas, intentando atrapar electrones por el medio ambiente.

El 28 de abril de 2025, cuando ya habían pasado siete horas de oscuridad y me quedaba una pequeña reserva para aguantar un rato más, preparaba el hatillo para irme a un hospital con la esperanza de que tuvieran generadores. Además, también estábamos incomunicados. Me encontraba abandonado, en manos de lo que Dios quisiera —porque Dios existe; hasta Einstein tenía un Dios, y pobre del que no lo tenga porque el vacío da vértigo y tira para abajo—. Todo esto ha supuesto una aventura de altísimo riesgo. Es una “gracia” que jueguen también con la vida del prójimo y que luego se atrevan a condenar el cuidado en las residencias durante el COVID en Madrid. Además, hay que tener en cuenta que, por mi edad, tengo goteras serias y abundantes y la vida no me es nada fácil. Solo falta que me la compliquen más y progresivamente más aún y así sigan y sigan con la demagogia.

Los accidentes son accidentes y difícilmente se pueden evitar y las negligencias son torpezas extremas que no hay que consentir. Ir atropellando por la vida no es precisamente lo que conviene. Es decir, si fuera por una causa, se estuviera defendiendo la paz, fuera para dar de comer o para cuidar enfermos y etc., todo sacrificio merecería la pena. Pero, para mí, esto es pura negligencia y mucha golfería, como ya hemos dicho y como puede verse en cualquier telediario. No hablo solo de una negligencia técnica —que también la hay—, sino política. Hay que tener mucho cuidado cuando la política pretende eximirse echando la culpa a lo técnico. Algo de electricidad he estudiado y al tratarse de física es una ciencia que tiene mucho de exacta. Además, algo he aprendido con los años por mi oficio y afirmo que esto tiene mucho que ver con las ideologías y más con las baratas de bazar chino. Además, como decía el gran escritor José Miguel Cejas, “lo evidente no hay que explicarlo”, por si a alguien le queda alguna duda. 

Estos conductores políticos que tenemos ya quisieran ser de cobre; más bien son como alambres de acero o de hojalata, de esos que se oxidan y hacen cortocircuitos. Es una pena la comodidad de las butacas, que parecen poltronas. DECIMOS “paz” y parece que no la queremos; DECIMOS “amor” y nos inventamos una memoria histórica con su carga atómica de odio. Decimos tantas cosas que luego no llevamos a la práctica, y eso es, en el fondo, un pecado mortal de tibieza y de cobardía. También está la Santa Pacorria, con su pacorrio, sus pacorritos y sus pacorrianos, que quizá hasta consideren todo esto un pecado ligero y venial, un simple “pelillos a la mar” y pasan a otra cosa más de lo mismo.

Me gustan los pobres y los analfabetos, casi todos gente sencilla, de condición social obligada, y gracias a Dios porque Dios existe de alguna forma aunque no le guste a algunos, ya que está siempre presente y mucho más que la inteligencia artificial que por mucho que avance es limitada o en el límite se destruye a sí misma. ¿Dónde está esta buena gente? En muchos sitios y casi en todas partes. Desde luego, no están en los grandes despachos. Y, a veces, con toda la familia reunida, la suma de sus ingresos no alcanza ni siquiera la remuneración de un político. Por otra parte, es brutal: he leído que hay más funcionarios “de cuento” que auténticos, es decir, de oposición probada. ¿Y eso a qué te lleva? Pues a pensar en lo de siempre: el pesebre a lo bestia, cada vez con más morcilla y carnaza y resulta que los niveles bajan, el motor pierde aceite y se quema, no por viejo, sino por inoperante, y al final hasta se gripa. 

Como anécdota diré que es curioso cuántos nuevos ricos tiene España, tantos que están acabando con la clase media y logrando que haya muchos ricos y muchos pobres. ¿Y de dónde salen los nuevos ricos? No salen, por lo general, de la considerada falsamente extrema derecha, porque supuestamente toda la derecha siempre ha sido burguesa salvo un pequeño grupo que es la aristocracia que ha sido históricamente la más agraciada. Salen en buena parte de la izquierda o de la extrema izquierda, en gran medida insaciables, como decían en otros tiempos “con lo que tengo y me toque del reparto”, y de muchos que han hecho de la política su medio de vida, lo cual también conlleva ambiciones peligrosas. Decía San Pablo que el que no trabaje que no coma, porque entre pesebres e historias hay un montón de personal que no pega ni clavo y fuera hay muchos que buscan trabajo.

Y siempre Viva España y Viva el Rey.

Luis Mosquera

Arquitecto 

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