.
Inicio La Persona Personajes Tricantinos La calavera de los santos, por Luis Mosquera

La calavera de los santos, por Luis Mosquera

0
226

La calavera de los santos, por Luis Mosquera

Siempre me ha llamado la atención desde niño las estampas y las postales de los santos con calaveras, especialmente san Luis Gonzaga, mi santo, mi homónimo. Pero cuando eres joven, por supuesto cuando eres niño, pero cuando eres joven y un poco madurito también, eso de pensar que te vas a ir no se concibe.

Nosotros somos eternos, o por lo menos al no pensar en ello es lo que nos creemos. Y no somos conscientes de que la vida es larga y corta, pero desde luego lo que es, es un chispazo en la eternidad. Y dicen “aprovecha la vida, diviértete” creo que es un craso error. Aprovecha la vida sí, pero para construir, la sociedad, el ser humano avanza construyendo, aportando siempre, pero como la vida es tan corta, hay que aportar todo lo que ha aportado ya la humanidad anteriormente, pero para aportar lo que ha aportado la humanidad anteriormente hay que conocer precisamente eso, si no, no se puede aportar. Y la tarea es ingente, viva la síntesis.

El saber por saber, es saber mucho, que no sirve para nada, es lo mismo que no saber nada. Saber para hacer es lo que vale, y como tantos han dicho, saber para no hacer, es una estupidez. Pues, haciendo, se conoce al ser, y este deja realmente huella cuando al fin, como todo Dios acaba con Dios.

Yo tengo que dar gracias, y muchas, por mi mala salud de hierro. Porque más de una vez te plantea la vida que se acaba y que te vas. Y como decía no sé quién, como un fluido. Un fluido es un fluido, un río, una manguera, un desbordamiento, una ola, una corriente. Dejas una miguita allí y se la lleva la corriente, pues utilizando un poco la imaginación, la imaginación te lleva a la miguita, la miguita está en paz y tranquila, la riegas con amor, porque el amor no se gasta se acumula exponencialmente y más, y tranquilamente en el fluido se va para el cosmos primero y a la eternidad después.

Qué importante es vivir en paz, en paz con uno mismo, pero sentirse en paz con los demás también. Es decir, entre otras cosas, tener a todo un mundo perdonado, aunque no te fíes ni de su padre. Y eso del amor, es enorme, porque cuanto más das, más se te acumula. Es como tener baterías, cada vez tienes más baterías cargadas, porque se van cargando cada vez más y más. Algunas veces sueltan rayos, rayos de amor.

Como decía y repito, nuestro fantástico Albert Einstein, la mayor energía del mundo es el amor, es una energía enorme enorme, que la gente busca y no la encuentra, encuentra otras. Encuentras la bomba atómica, la bomba H, la bomba patatín, las bombas sí las encontramos. Ya lo hemos dicho, manejamos una tecnología absolutamente desbordante para el ser humano.

Cuando yo era niño, era inquietante una televisión. En mi casa tuvimos una Zenith americana, cuando estaban en pruebas en Televisión Española, hubo que acoplar un aparato de no sé qué para poder ver un poco, y eso para mí era un gran misterio. También cuando se pasó de las radios de lámparas a las de transistores, otro misterio. Y otras cosas que también he conocido, como la dirección asistida en los automóviles, el aire acondicionado, el cambio automático, etc, etc. Todo casi misterios, pues casi todo es un misterio, pues usamos de todo siendo un misterioso y no lo controlamos. Como tenga que explicar alguien cómo funciona su móvil va a apañado, eso sí, se preocupan de la marca de la camiseta, del móvil y del potiflu.

Podemos deducir, que a muchos o a todos, conforme han pasado los siglos y los milenios, se han ido desarrollando facultades y miembros, incluso los físicos. Por funciones o necesidades no tenemos más que ver la sensibilidad que tiene una persona ciega, en cuanto al tacto, la orientación, el oído, el olfato, etc. Pues, corremos el riesgo de que con tanta inteligencia artificial, por ejemplo, se atrofie la inteligencia natural. Que con tanto patinete y con vehículo de todo tipo, incluido el automóvil, acabemos con las patitas atrofiadas también. Y así podríamos seguir largo y tendido.

Hay que parar a ver funcionar nuestros propios ojos. Caray, qué milagro. Milagro, pero de los gordos, gordos. Ves en perspectivas, ves formas, ves colores y además es la leche, giras la cabeza sin saber que la giras, pero la estás girando y ves otra cosa. Es decir, esa armonía que tiene el cerebro de dirigirlo todo hasta los ojos. ¿Y en dónde está el sentimiento? ¿En el cerebro, en el corazón, en dónde está? Hay quien dice que está en todas partes, y al estar en todas partes, es el cerebro de las partes, incluso fuera, pues hay reflejos. ¿Y qué es la memoria? Eso tan inmaterial, tan sumamente inmaterial, pero que se activa con un automatismo brutal, te sitúa como la imaginación también en otro escenario. ¿Y los sueños? Dicen que cuando sueñas con alguien y ese alguien sueña contigo o simplemente piensa, hay conexión.

Creo que es muy recomendable que los auténticos maestros, a ser posible psicoanalizados, nos cuenten de un gran maestro de maestros que era el Dr. Carl Jung. Como dice el chiste, era un tío tan pobre, tan pobre, tan pobre, que no tenía ni sombra. Yo me he puesto unos deberes, vivir como si fueran mis carnes, poquito a poco y sin pausa y en muchos días, el camino del hombre en busca de sentido, que escribió el gran Viktor Frankl. Como todos los libros, como nosotros cambiamos, pues cambian los libros también, es decir los leemos desde otra madurez, y poco a poco te vas haciendo no con el personaje, sino con el autor, y cuanto más mejor, pues hay autores como este citado, fantásticos con una experiencia casi única porque aunque perdió a su mujer en el camino él llegó hasta el final y pudo hacer su transición al encuentro de su mujer.

Todos somos un poco frívolos, yo el primero, pues cuento cosas que a lo mejor el lector está de vuelta y le hago perder el tiempo o bien, digo una tontería. Pero es que, hace un mes, perdí a un gran amigo, un gran amigo que era ingeniero de caminos, canales y puertos, y joven, fantástico tipo, aunque era ingeniero de caminos, hasta me respetaba. Yo le quería muchísimo, él me llamaba Big Brother, yo le llamaba Little Brother, y es que no tenía hermanos. Tuvo una penosa enfermedad, pero controlaba. Y como aprendió a controlarse a sí mismo, y le llegó el final, pero por esta secuencia de vida, todo le llegó a su hora y preparado, y yo me he quedado meditando y echándole mucho de menos.
Ayer, día 27 de agosto, falleció otro gran amigo. Un auténtico patrón y un auténtico patriarca de una familia numerosísima, buenos y sanos de campo por Cabeza de Buey, con bastante vena de ganaderos. Qué fuerte, se me escapan los amigos -claro que tengo edad- como agua entre los dedos. Y que sigan pensando los imbéciles que esto es eterno, y aunque no estoy muy conforme con el karma, eso de hacer la puñeta, a sabiendas o por ignorancia, aparte de que no está nada bien, es que se cargan a lo bestia lo que otros anduvieron con esfuerzo. Ver la muerte en la televisión, la muerte por todas partes, y yo creo que la gente está curada de tanto espanto, le han salido costras, no lo sienten o lo siente poco, y lo que es más grave todavía es utilizar la muerte manipulando la información para intereses bastardos y de partido. Ahora conviene, ahora deja de convenir, y aparece otro fluido, el de los intereses manipulando.

Yo haría una llamada a la atención para analizar los anuncios que hay en la televisión, que no hace falta estar doctorado para ello, sino tener un poquito de sensibilidad, no esa sensibilidad de la que presume la gente, porque es más sensiblería que sensibilidad. Es que analizando un poquito, no tiene sentido ningún anuncio. Si nadie dice una pura y ética verdad, porque todo está amañado, y lo más grave como en todo, es que la gente lo compra, por eso existe este mercado. Y cuando aparecen en la televisión los deportes, es todo prácticamente fútbol, unos señores indocumentados, la mayoría, corriendo detrás de un balón, que ganan más dinero que el Presidente del Gobierno, mucho más. Y gravita el mundo, y hay altercados y hace falta la policía y movimientos de masas. A Ortega creo que no le dio tiempo a estudiar esos movimientos de masas, pero merecía la pena que lo hiciera. Está bien un poquito de desahogo, un poquito de terapia, un poquito de deporte, pero es una monstruosidad en lo que se ha convertido.

Es como el cine, que es una evolución del teatro por así decirlo. Y a mí me da mucho que pensar ver a los fantásticos actores de los años 30, 40, 50, 60, los de mi época. No les voy a enumerar porque son muchísimos, como están ya con Dios, o cómo ya no están, y los ves vivos y revivos, y ves a las actrices guapísimas, seductoras. Y claro, pues es como una especie de esquizofrenia la que hace el personaje, pues es muy difícil hacer un personaje. Hay que ser un buen actor, pero también es muy difícil aunque es muy fácil meterse desde fuera en el personaje creyendo que esa es la realidad. Cuánta gente se piensa que es la realidad lo que es ficticio, que si telenovelas, que si historias benditas que ponen a todas horas, etc.

Escribió un libro maravilloso, Juan José López Ibor, que se trataba del descubrimiento de la intimidad, libro que tiene que estar o de viejo, o en las bibliotecas. Que dicen los expertos que es el mejor libro que escribió este doctor, que escribió muchos.

Y la intimidad, ¿qué pasa con la intimidad? Esa riqueza propia de cada individuo, casi sagrada, que se comparte con quien quieras y nada más, porque es voluntario y es entrega, ¿qué hace en todas partes? Yo no uso, no tengo, ni quiero las redes sociales. Pero sospecho por lo que me dicen por ahí que está todo el mundo en las redes sociales con un pudor bastante pobre pobretón. A esto me viene a la cabeza que me parece buena disciplina emanada, de buen criterio, el que se manifieste uno, ya sea como sea, sinceramente, honradamente, como si fuera con mucho pudor, pero sin pudor, porque estás diciendo tu verdad humilde y sencillamente. Y si lo dices así, con honradez, ande yo caliente y ríase la gente.

Y esto viene a cuento de que, todo lo que hacemos en la vida queda y hay gente para todo, los hay miserables y ociosos, que buscan los tres pies al gato y no tienen escrúpulos del daño que hacen o pueden hacer. Esto se refiere en parte a que cuando ya se llega al final, lo que hemos hecho permanece, porque los actos no tienen marcha atrás. Cuando te has ido, quedan.

Tengo que manifestar antes de terminar, que qué asco y qué pena me dan todos los que se dedican a revolver la mierda. Porque cuando se revuelve la mierda, salpica, y lo malo es que salpica a todo el mundo.

Ya por último, esa profesión teóricamente tan bonita, y digo teóricamente porque yo no me la conozco bien, que es la del periodismo, que bonito tener informado objetivamente a la sociedad y hacer los sacrificios oportunos para conseguirlo, muchas veces no solo meritorios, sino peligrosos y arriesgados, hasta heroicos, qué pena que muchos se vendan o tengan que venderse, que estén sometidos al mercado de los intereses. Y todo eso debe venir, entre otras cosas, por el afán de redentorismo que tenemos todos, es decir, con lo que me empujan y yo aporto redimo al prójimo, y no, al pan pan y al vino vino.

Quiero terminar esta pequeña reflexión pidiéndole a Dios, porque Dios creo que existe, porque hay mucho bien en la existencia y ese bien es Dios. Hay mucho amor en la existencia y eso es Dios. Porque hay mucha belleza y esa belleza es Dios, y no concibo a Dios sin el género femenino también, porque es lo que me ha dejado como si fuera un vector dirigido hacia él. Hay mucho ser de buenos sentimientos que actúa por Dios, y Dios, seguramente no haya más que uno, pero es el Dios de todo y de todos los dioses.

Entonces, lo que pido es que me conceda esa transición fluida de amor, paz y tranquilidad.

Viva España y Viva el Rey.

Luis Mosquera
Arquitecto

SIN COMENTARIOS