Divagaciones entre marketing y publicidad por Luis Mosquera
Podríamos decir que con la información veraz, sencilla y directa, se debería acabar con tanto marketing y tanta publicidad, que no tienen otra misión que vender lo que sea y vender al precio que sea. Es curioso cómo se anuncian los automóviles que hoy en día cuestan unas cantidades astronómicas de dinero, muy cargados de puntera mecánica, electricidad y electrónica, cosas en las que se debería hacer hincapié informando al potencial consumidor. Pero no, se ponen relámpagos, coches que vuelan, señoras estupendas, es decir, se vende todo lo que sea en vez del coche, pero el coche también, va de paquete, es decir, si se compra el coche se obtiene todo lo deseado y lo que significa. Y así todo, es permanente la tormenta de estupideces que se desean, que hacen mercado, y que visten al objeto del mercado. Aquí viene a cuento ese comentario de Pérez-Reverte, y es que disfrutamos de una pandemia de idiotez.
Esto, desde luego, está dirigido a los débiles mentales, está dirigido a los que no tienen criterio, que porque le digan que una pasta de dientes limpia más blanco y más que las otras, pues es que si usa pasta de dientes se la compra. Es una pena que se regule así el mercado, porque debe afectar también por ejemplo a las elecciones políticas, a quién votamos, porque tenemos lo que merecemos, y parece que no podemos moral o éticamente protestar. Si jugamos a demócratas, se ha votado a Menganito, y si Menganito es un sinvergüenza, tenemos que ceñirnos a él a no ser que las leyes digan lo contrario, pero por lo visto hasta las leyes manipulan. Estamos rodeados de patrones de lo bueno y lo bonito para todo, y cuanto más cursi mejor.
Tengo la certeza de la belleza, y también la certeza de que esta, cuando es interior, lo puede todo. Como tengo muchos años, he podido contrastar el trato con mujeres, he conocido a mujeres con presencia y de bandera, y resulta que las interesantes, casi siempre eran las discretas, con lo cual, yo deduzco que, la hermosura es relativa. Y desde luego, para mí no hay duda de dónde está el interés. También es curioso, como hay imágenes que se buscan, se persiguen y se fuerzan para llegar a ser tal o cual. Es decir, a algo que nos relaciona normalmente con una clase social, mocasines, lo que sea, niqui, coche, casa y zona.
Me llama la atención poderosamente, como las personas mediocres que debe ser por el principio de Peter ascienden a su nivel de incompetencia, y desde ahí rigen y reinan a una masa de votantes cada vez más supergrande y superfarolítica, con un bombardeo permanente antes las cámaras, como si de una revista del corazón se tratara, y oiga que funciona, pues el rebaño es cada vez más grande.
Cuando me paro a pensar, en las obras de mantenimiento y las de nueva planta, reconozco que hacer obras está bien, no muy impropio de la Administración, es decir solo parcialmente convenientes, debido a que se hacen aun así con nuestros dineros, y yo soy del convencimiento que la satisfacción me las da mi dinero cuando lo administro yo, y ningún potito más. Por eso, el coronarse con guirnaldas de flores cada vez que se hace algo, yo entiendo que se debería disparar muy alto, coronar muy alto, porque realmente el mérito está muy bajo, es el del contribuyente.
Ya por último, como boca para otro artículo, comentaremos la producción de suelo de la ACTUR, y la promoción de suelo actual, y por qué Tres Cantos ahora es casi inaccesible económicamente, cuando en origen fue una actuación urbanística social. Y a mí me duele mucho que la gente joven que necesita vivir porque están en la edad de vivir y tienen derecho a ser felices, no pueden adquirir su vivienda y menos en Tres Cantos.
Terminando, algunas veces, quizá muchas veces, la belleza está en la moderación, es decir, hemos definido a la mujer hermosa como aquella que tiene belleza interior, hemos definido un anuncio de automóvil como el que es preciso y técnico para que se sepa qué es y lo que se compra en ese paquete que va con el coche. Es decir, volvemos a la verdad, que es autenticidad, sinceridad, y así no se llama engaño a nadie. Hay que ver la cantidad de estrategias que usan los políticos, y esas estrategias son descaradas manipulaciones, pero, por otra parte, si nos manipulan y les votamos, de qué nos quejamos.
A mí me gustaría poner en pelotas a unos cuantos en mitad de la calle Mayor o de la plaza y a ver cómo reaccionan si tienen que reaccionar, pues desprovistos de su disfraz, y del look que les ampara y les identifica, a ver qué sería de ellos.
Luis Mosquera
Arquitecto
Dentro de la sección Personajes Tricantinos