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COMO DIJIMOS, UNA DELICIA DE OASIS por Luis Mosquera

COMO DIJIMOS, UNA DELICIA DE OASIS por Luis Mosquera

Como continuación a lo que dijimos en su día respecto al estupendo complejo de La Hípica de Tres Cantos, ahí donde confluye la Actur con el Soto de Viñuelas. Un lugar edificado por los años 50, del siglo pasado. Pues es una arquitectura rústica madrileña con mucho encanto, los muros de cerramiento son mamposterías y fábricas de ladrillo macizo con argamasa, mucha carpintería de madera y cubierta a cuatro aguas generosa con teja árabe y encantadores musgos y líquenes, pero lo más importante es que se sepa que eso fue una hípica y ahora está reconvertida en restaurante, manteniendo el sabor de una instalación de este tipo. Mejor que describir el indudable encanto que tiene es oportuno acompañar con el reportaje que se ha hecho al respecto porque el que firma está convencido que no todos los vecinos y los de su área de influencia lo conocen.

Es un restaurante bueno y buenos, hay más. Lo que creo que no tienen otros son los jardines por detrás y al mediodía con juegos de niños y la playa de aparcamiento dispuesta en la entrada con su pérgola para la sombra cosa de apreciar porque si utilizas el automóvil en Tres Cantos ya es muy complicado de estacionarlo a la hora de comer que el tiempo está medido. Aunque no es del todo popular y conocido, en esta joven nueva ciudad, pasando los años se han bautizado y casado allí, numerosos tricantinos. Y yo, que soy cliente, me gusta ir por la paz y tranquilidad que se respira y el magnífico trato que se me da, que es muy profesional y en algunos sitios se está perdiendo, aparte de que como hemos mencionado ya, se come bien como en todo buen restaurante y además van perfeccionando la carta. Es más, seguro que el visitante queda sorprendido porque no sospecha que hay intramuros, aparte que es de reseñar una connotación importante, todo muy limpio y cuidado. 

Por otra parte, en su día propuse al ayuntamiento de Tres Cantos que este pequeño conjunto de hostelería se incorporará a un catálogo de edificios singulares en Tres Cantos porque es de lo poquísimo que hay de antes del decreto de creación de la ciudad. Así mismo, en mis gestiones y aportaciones pretendidas al COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), también tienen esta voluntad de recoger en catálogo, esta edificación para que se conserve y se cuide y no sea pasto de la especulación. 

Hay que considerar que en toda la zona hay muy buenos restaurantes, cada uno se distingue por su característica y hacen una competencia muy lícita y muy buena porque hay que tener en cuenta también que aquí trabaja mucha gente que no es de Tres Cantos y que al mediodía tienen que acudir al restaurante de turno, siendo característicos unos menús estupendos, pero sobre todo La Hípica resalta por el sabor de otra época y esa simbiosis con el jardín y la naturaleza. 

Hemos dicho que es un oasis entre dos zonas de distinta tipología edificatoria, a lo mejor un poco distante de cada núcleo característico y más habitado. El acceso peatonal por supuesto es factible, pero incómodo, lo recomendable es en automóvil, pues está a menos de cinco minutos en coche de cualquier parte de Tres Cantos. 

Estamos hablando de un hito de un lugar que podríamos decir que es cosmopolita, pues trasciende las supuestas fronteras de Tres Cantos, es un lugar que vienen clientes de muchos sitios, y muchos buscando esa paz y tranquilidad incluso intimidad que a lo mejor en otras partes no es posible o no existe. Cuando el clima acompaña la cena en el jardín es un encanto porque en sitios bonitos lo que menos importa es lo que estás comiendo y bebiendo lo que más te importa es el marco en el que estás y la compañía que tienes. Quizá sea el lugar más romántico de Tres Cantos porque eso de estar cenando o tomando una copa, cobijado por las estrellas o por la luna y alguna que otra nube recortada en las copas de los árboles es una delicia. Lógicamente, cuando pagas una factura de un restaurante pagas la comida y la elaboración de ese plato, pero yo diría que hay un valor añadido que es la arquitectura, el jardín, la bola celeste y la música si te la ponen. Eso que no viene en la factura, lo justifica y mucho. 

Creo, honradamente, que es una paletada no tener la experiencia tan a mano de conocer y dejarse ser atendido por Martín, el responsable de toda la instalación. Personalmente se ocupa de que eso funcione y que como hemos dicho se le ha ocurrido poner juegos de niños para que estén entretenidos y dejen comer. 

En definitiva, es una gozada tener una instalación como es La Hípica en Tres Cantos que está desde siempre y es una gran desconocida. Como hay muchos sitios buenos en Tres Cantos y populares, creo que La Hípica es imprescindible. 

Luis Mosquera 

Arquitecto

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