La bronquiolitis es una infección de los pulmones y del aparato respiratorio del niño, por lo general menor de dos años, que puede ser causada por varias clases de virus. El más frecuente es el denominado Virus Respiratorio Sincitial, conocido comúnmente por sus siglas VRS. Otros virus menos frecuentes son el virus de la gripe, parainfluenza, adenovirus y metapneumovirus. La enfermedad afecta a los bronquios, fundamentalmente a los más finos.
Aspectos básicos
¿Cuáles son sus síntomas?
La enfermedad suele comenzar con los síntomas de un resfriado, como son la obstrucción de la nariz por mucosidad, algo de tos durante dos a tres días, y a veces fiebre.
Luego, es probable que el niño se estacione, no empeorando, o bien que comience a toser más, a respirar más deprisa y con dificultad (se le marcan las costillas y el abdomen le sube y le baja de manera exagerada, y se ensanchan las fosas nasales).
Puede tener la respiración ruidosa, hacer un sonido como un silbido de tono alto al respirar o un sonido más grave o de burbujeo . Todo esto ocurre porque sus bronquios están obstruidos por la inflamación y por el moco que segrega la propia enfermedad.
El proceso acostumbra a durar entre 7 y 12 días, pero es a partir del segundo o tercer día cuando puede acontecer el empeoramiento. Los casos más graves pueden seguir tosiendo durante semanas.
Una vez que el pediatra ha diagnosticado al niño de bronquiolitis, deberá acudir a la consulta de revisión que le haya programado.
¿Cuáles son los síntomas de alarma que nos indican que debemos contactar con el médico o nos indican el empeoramiento?
La evolución de la enfermedad es lenta y es necesario tener paciencia.
Si considera que el niño empeora, solicite un adelanto de la cita o acuda de inmediato a un centro sanitario, sobre todo si observara alguno de los síntomas de alerta que se exponen a continuación:
- Si su hijo/a está vomitando y no puede retener los líquidos o los pañales están más secos de lo normal, puede estar deshidratado.
- Si su hijo/a está más somnoliento que habitualmente.
- Si la piel de su niño/a se torna de color morado; especialmente alrededor de los labios o en las yemas de los dedos. Si se pone pálido y sudoroso.
- Si se fatiga mucho con las tomas, y casi no come.
- Si respira peor, cada vez más deprisa, se le marcan las costillas, mueve mucho el abdomen, se le hunde el pecho o deja de respirar durante segundos .
- Su hijo/a padece una enfermedad de corazón o fue prematuro (nació antes de tiempo). En estos casos, contacte con el médico cuando aparezcan los primeros síntomas.
¿Cuál es el tratamiento?
La mayoría de los médicos están de acuerdo en que las medidas generales de soporte son las únicas medidas terapéuticas que han demostrado científicamente su utilidad.
Los antibióticos no son útiles para tratar la bronquiolitis, porque es causada por una infección viral y únicamente son efectivos en las infecciones bacterianas.
En general, la bronquiolitis es una enfermedad benigna, que evoluciona espontáneamente bien, y únicamente requiere medidas de soporte que pueden realizarse en el domicilio del niño.
Las medidas de soporte en el domicilio consisten en, aunque antes de realizar cualquiera de estos procedimientos deberá haber consultado con su pediatra:
- Procurar bajarle la fiebre, utilice la dosis adecuada de antitérmico.
- Mantenerlo bien hidratado (administrar líquidos y el alimento, por la edad, el pecho o los biberones de forma frecuente y en pequeñas cantidades, para evitar que se fatigue).
- Realizarle lavados nasales frecuentes y aspirar las secreciones de la nariz. Esto puede ser especialmente útil justo antes de alimentar y de acostar al niño.
- Se mantendrá al niño algo incorporado, esto le ayudará a respirar mejor.
Si utiliza humidificador, límpielo a diario para evitar la formación de moho. Evite los humidificadores de vapor caliente, que pueden ser peligrosos y provocar quemaduras.
Cuando la gravedad es mayor, precisan la hospitalización.
¿Cómo podemos prevenir el contagio de la bronquiolitis?
La bronquiolitis se contagia como un resfriado: a través de contacto cercano con saliva o moco, también, donde juega un papel importante el contacto a través de las manos con estos fluidos. Los gérmenes pueden diseminarse en pequeñas gotas de fluido de la nariz y la boca de una persona infectada. Estas pueden ser trasladadas por el aire cuando la persona estornuda, tose o se ríe, y también pueden quedar sobre los objetos que la persona ha tocado, como pañuelos usados o juguetes.
No debemos olvidar que los adultos y los niños más grandes usualmente no enferman tanto como los pequeños, presentando únicamente síntomas de un catarro vulgar y común pero que son muy contagiosos para los pequeños.
Usted puede prevenir que su bebe se contagie y que esta enfermedad se propague, realizando las siguientes medidas, sobre todo entre los meses de noviembre a marzo:
- Si puede, evite llevar al niño, sobre todo si es muy pequeño (menos de 3 meses) o fue prematuro, a guarderías.
- Si tiene hermanos pequeños, deberá lavar las manos, muy bien, con agua y jabón, nada más llegar del colegio o guardería. Impida que tosa a menos de 1 metro del pequeño. Procure que no besuqueen al bebé, especialmente si están resfriados. Usen pañuelos desechables.
- Evitar el contacto del bebé con cualquier persona resfriada. Si no lo puede impedir porque el que está acatarrado es usted, o su cónyuge, use una mascarilla y lávese muy bien las manos antes de cogerlo. Intente no tocar la mascarilla con las manos una vez se la ha puesto.
- No fumar dentro de casa.
- Evite permanecer mucho tiempo con el niño en la sala de espera de las consultas médicas, permanezca justo lo necesario; aquí está rodeado de otros niños enfermos. Es preferible ir temprano o bien tarde, para que la sala de espera esté lo más vacía posible.
No olvidar que las infecciones respiratorias, y sobre todo la bronquiolitis, se trasmiten a través de las gotitas que dejamos en el aire cuando tosemos a menos de un metro de otra persona y sobre todo a través de nuestras propias manos.
Es muy posible que la medida más eficaz para evitar el contagio sea que cualquier persona que vaya a tocar al niño o a los utensilios de este (chupetes, biberones, juguetes, etc.) se lave las manos con agua y jabón antes de hacerlo.