Vamos a arreglar el mundo, tralará, tralará por Luis Mosquera.
¡Qué cosas pasan! Que cuando venimos al mundo ya venimos protestando. Gritamos, lloramos, deseamos que nos adivinen lo que queremos y cuando estamos instalados tan a gusto nos sentimos. Es inconformismo por llamarlo de alguna manera, yo creo que es innato y casi instintivo, y desde luego tiene mucho que ver con la pura naturaleza, y lo digo porque me parece que lo llevamos toda la vida.
Con ese principio físico de que toda acción tiene una reacción, respecto a nuestro entorno inmediato estamos nosotros reaccionando permanentemente. Dicen los psicólogos que es muy importante la reacción, pues la acción puede ser constante, pero la reacción la podemos adaptar nosotros como convenga o como creamos que conviene.
Y nos situamos de reyes de la casa o de uno más en una casa, es decir de cuando somos niños y estamos en una familia, porque claro, partimos que es deseable tener una familia. Porque contra natura, es decir, el hombre en la naturaleza es incompleto, se extinguiría, necesita de la mujer, la mujer necesita del hombre.
Las elucubraciones son fenomenales para los ensayos y tesis doctorales, aunque claro, no estamos hablando de sexualidades e inclinaciones, porque eso necesita un tratamiento acorde. Y aprovecho para decir que no me entra en el coco que se compare, incluso se sustituya a un padre o una madre por un sucedáneo, porque todo eso es egoísmo y va en contra de las criaturitas. Ya trataremos cuando sea del sexo tan poco cuidado en la educación. Pues mucho de los clásicos también decían, que sexo sin poética, sin romanticismo, sin entrega y en resumidas cuentas, sin ser consecuencia del amor, no tiene sentido, es un acto mecánico buscando placer. Como ya tengo muchos años, puedo también reafirmar lo dicho, es decir, el amor sublima el sexo. El sexo sin amor es como una borrachera que además deja resaca y puede que mal sabor.
También hemos hablado del niño y la casa. Ojo, que casas se pueden hacer muchas, será más o menos caro, pero se pueden hacer muchas, lo difícil es hacer hogar, y el hogar no tiene por qué ser una gran inversión, con poco se puede hacer un hogar que derive de una casa, y claro, el aderezo necesario es el amor, pues el amor no tiene sexo y tiene todos. Nosotros los arquitectos, cuando hacemos casas, tenemos que pensar también en facilitar el que ahí se organice orgánicamente un hogar.
Retomando lo que decíamos, podemos pensar que ya el niño tiene su espíritu crítico, que va juzgando lo que pasa a su alrededor. Y muchas veces piensa, que cuando sea mayor, haría esto y lo otro, o que sus padres podrían hacer o dejar de hacer, y que sus hermanos, si es que los tienen, tal y cual. Así más o menos creo que desarrollamos nuestra vida, juzgando, juzgando y juzgando, y algunas veces olvidamos lo que hemos juzgado, con muchas críticas que hacemos, juicios de valor y etcétera, yo el primero. Pero me parece fundamental, esa especie de tablero de ajedrez que es nuestra conciencia, hay fichas blancas y fichas negras, pero las blancas juegan con ventaja, y debemos hacer esa partida de toda la vida, comiendo las negras. Hasta que demos un jaque-mate y nos vayamos con Dios. Pues el que se va con la conciencia limpia y en paz, se va seguro con Dios. Y llamémosle a Dios el infinito ilustrado con corazón.
Porque tratamos de ir confeccionando en todo momento nuestra conciencia, que requiere valor, valentía y sacrificio. Cosas muy olvidadas hoy en día, pero muy necesarias en este mundo tan cobarde, se trata de ir teniendo criterio y fabricar los valores que queramos honrados y convenientes. Pero como estamos hablando de una partida de ajedrez, cada vez que se mueve una ficha el juego cambia. Por tanto, esos valores muchos pueden ser los tradicionales, otros los tradicionales modificados, otros unos nuevos, etc, etc. Tenemos que tener en cuenta que en el mundo clásico, antes y después de Cristo, la gente en Grecia y Roma pensaban mucho, no habían tres o cuatro pensadores, tres o cuatro catedráticos, sino que pensaban todos mucho, e inventar cosas nuevas es difícil, aunque posible, pues se trata de ir descubriendo lo que ya existe. Además en la historia de la filosofía es ejemplar el número de pensadores que ha dado la humanidad occidental.
Algunas veces, estando pensando, me da sensación de ridículo, pues hay un infinito que lo siento más allá de lo que yo pienso y llego a pensar. Soy consciente que el pensamiento está en pañales a pesar de todo. Cuando me hablan de la Inteligencia Artificial, la supongo magnífica claro está. Me parece algo casi divino el ser humano, su cerebro y su inteligencia. Y es un misterio, porque igual que órganos y miembros del cuerpo humano están completamente estudiados y definidos, sus funciones y características, el cerebro sigue siendo a fecha de hoy un misterio que repetidas veces, hay quien ha afirmado que estamos desarrollando una ínfima parte de sus capacidades. Y además el cerebro en estas sus capacidades es variable, tiene un infinito abanico de posibilidades, y cada posibilidad es distinta a la otra. Y cada ser humano es infinitamente distinto a su vecino o a su prójimo por la combinatoria.
Volvamos a lo que nos ocurre en sociedad, a cualquier edad, el niño pasa la pubertad, pasa la adolescencia y se va haciendo persona mayor. Está claro, y lo dice todo el mundo, que lo que te pasa de niño te va marcando toda la vida, aunque creo que si bien se puede jugar en la conciencia al ajedrez, en las tendencias e inclinaciones se puede montar a caballo, es decir, tenemos como herramientas las riendas, la fusta, las rodillas, los talones y espuelas, las botas… Tenemos muchas cosas, pues el peso del cuerpo también interviene, hacerse una pieza con la vida también, vivir serenamente como montar serenamente.
Las inclinaciones del ser humano se supone que tenemos herramientas suficientes para irlas corrigiendo. Es un símil el vivir el día a día como el que monta a caballo, y dando a la fusta, clavando las espuelas para salir zumbando, etc, etc. Creo que lo importante para corregirse a uno mismo es montar el caballo de la vida.
Hay otro símil muy importante, es decir, supongamos que desde la costa tenemos que ir a un islote en un barquito de vela, pues según sople el viento, no iremos en línea recta entre dos puntos, tardaremos bastante más, pues quizá saldremos en ceñida, es decir con el viento a la proa, luego a través que es con el viento a estribor, después si rola el viento tendremos un rato de empopada, que es con el viento en la popa, y así haciendo zigs zags sucesivos llegaremos a nuestro puerto del islote. La vida tiene mucho de eso, pues entre dos puntos, entre el nacimiento y el fallecimiento no hay una línea recta, hay muchos zigs zags y empopadas, es decir la empopada va para atrás normalmente, y señores, que hay que navegar cuanto más mejor, y hacer caso al capitán, pues en un barco, desde luego es cierto que no pueden mandar dos, solo uno, y hay un riesgo real de hundimiento y que no se salve ni el apuntador. Además, hay tormentas por el camino que hay que sortear, y mar bravo también.
En resumidas cuentas, pensar que el sacrificio no existe o se puede eliminar, es de tontos, el sacrificio siempre existe y surge en muchos sitios y en muchas partes. Lo más importante es darle sentido. El sacrificio sin sentido es mucho más horrible. Si yo me sacrifico por un hijo tiene sentido, si me sacrifico por una mujer tiene sentido, hasta para un perro tiene sentido. Porque estos perros tienen un corazón lleno de cariño y lealtad que los humanos ya quisiéramos muchas veces.
Como decíamos, estamos en plena sociedad y allá por el año 1970, incluso antes, me llegó al coco que la única solución para este mundo era revolución en la educación. Pero no para fabricar un mundo feliz Huxley, para hacer individuos sociales, pero con tres elementos importantes, con cabeza, conciencia y corazón. El corazón está muy denostado, se han censurado muchísimo a la gente que tiene corazón en los tiempos modernos, pero señores, es que el corazón piensa y hay que dejarle mandar, también hay que montarle a caballo para que no se desboque, pero el corazón piensa tanto como el cerebro o más. Y claro, es cálido, caliente, es muy sincero, y también puede ser apasionado, y la pasión es necesaria para poder vivir, para poder moverse y hacer las cosas. Un arquitecto apasionado es mucho más que un arquitecto frío, por muy inteligente que sea.
En mi vida, ya es batallita de viejo, di clase en colegios, en formación profesional, en artes y oficios, y un poquito en la ETSAM. Y he llegado a la conclusión que nada hay más bonito que allanar el terreno al prójimo y a la gente joven, que construyan ellos, desde luego, pero que les demos los ladrillos, les quitemos las montañas y les enseñemos a poner el cemento.
Mi récord estaba en el trato personal y con nombres y apellidos sabidos de casi cuatrocientos alumnos, 364 de BUP, y 30 de formación profesional. Pues ese trato personal, preocupándose de cada cual y cada uno, observando con la voluntad de ayudarles y suplir las carencias, que sean ellos mismos los que construían, eso sí, con nuestra ayuda.
Hay una cosa clarísima para mí, y es que un suspenso tiene que ser algo excepcional, un suspenso o es un fracaso del profesor o algo le pasa al chico, pero después de un curso, mano a mano profesor y alumno, que haya un suspenso es algo indecente, y desgraciadamente parece que es habitual. A parte, que las asignaturas que se les ocurre poner de memoria, pues fabrican loros, y como decía Einstein la memoria es la inteligencia de los tontos. Un poquito de memoria, pero sobre todo desarrollo de lógica. Y con la lógica van a todas partes. Además hay una asignatura que yo tuve en la carrera que es importantísima, más de lo que cree la gente, es tan importante como la ética, y es la estética. Escribió Nietzsche, lo bello y lo siniestro, dejémonos de cosas siniestras, hay muchos órdenes en el universo y descendiendo en la naturaleza para que percibamos esas órdenes poquito a poco y las apliquemos, no me refiero a los órdenes clásicos que también me refiero a los órdenes orgánicos, inorgánicos y etc. Es decir, es evidente que un mundo bello es mucho más grato que un mundo feo. Aunque también he repetido muchas veces que una apariencia más fea se convierte en muy bella por la belleza interior que se transpira.
Otro día, hablaremos de las modas que me horrorizan, un toque de gracias está bien, pero tener que cambiar el vestuario y ponerse como un siux, porque la moda lo decide, no me gusta ni pum.
Arquitecto