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Conozca las claves del etiquetado energético obligatorio

etiquetado energético

Todos los electrodomésticos cuentan con un sistema de etiquetado energético. Se trata de una escala en la etiqueta que mide el nivel de eficiencia en el consumo de energía. Este etiquetado es obligatorio también para productos eléctricos de iluminación, tales como bombillas o lámparas. En este reportaje, le explicamos todo lo que debe saber sobre el etiquetado energético.

El 1 de marzo de 2021 entró en vigor la obligación de que los electrodomésticos incorporen en su etiquetado la nueva escala energética establecida por el Reglamento europeo 2017/1369. 

Ahora, las etiquetas deberán mostrarse también en productos eléctricos de iluminación tales como lámparas o bombillas.

La nueva escala supone sustituir las etiquetas A+, A++ y A+++ por una nueva simplificación del etiquetado, volviendo a la escala inicial de la A a la G. La etiqueta original tenía siete clases, que iban desde la A a la G, pero el aumento de la eficiencia en la fabricación de electrodomésticos provocó la introducción de la clase A+, posteriormente la A++ y finalmente la A+++.

Estas adaptaciones progresivas en el etiquetado han ido conduciendo a la confusión del consumidor y a la superpoblación de las franjas de mayor eficiencia energética.

El nuevo etiquetado energético vuelve a una escala de clasificación de siete clases de eficiencias, que van de la A a la G, donde la A clasifica a los productos de menor consumo y de mayor eficiencia energética, y la G engloba a aquellos de mayor consumo y de menor eficiencia energética.

Electrodomésticos

Los frigoríficos, congeladores, vinotecas, lavadoras, lavasecadoras, lavavajillas y pantallas electrónicas, incluidos monitores y televisores deben contar con el nuevo etiquetado energético, tanto en las tiendas físicas como en la venta por internet.

Las nuevas etiquetas son también de aplicación para aires acondicionados y secadoras.

Reescala

El motivo de cambiar el etiquetado energético de los electrodomésticos responde a los nuevos sistemas de ensayo llevados a cabo en los laboratorios para medir los nuevos sistemas de eficiencia y el uso real que se hace de estos productos en los hogares.

La saturación de los productos A+, A++ y A+++ ha sido uno de los factores determinantes para el cambio de metodología. Además, el desarrollo de nuevas tecnologías por parte de los fabricantes no podía diferenciarse adecuadamente dentro de la escala de eficiencia establecida.

Por ello, el etiquetado supone también una reescala, de tal forma que la nueva clasificación no guarda correspondencia con la antigua. Así, los electrodomésticos más eficientes, que antes pertenecían a la clase A+++, quedarán asignados probablemente a la clase B, para dejar un espacio de mejora a la eficiencia energética de los nuevos productos que se vayan fabricando.

Para asegurar su utilidad, el reglamento europeo establece que la nueva clasificación será revisada cuando el 30% de los productos reciban la clasificación A o cuando el 50% esté entre las franjas entre A y B.

Cómo diferenciarlas

Las personas consumidoras deberán acostumbrarse al cambio en el etiquetado energético de los electrodomésticos y a saber interpretar su significado.

Si comparamos la etiqueta antigua con la nueva de un mismo tipo de electrodoméstico, en este caso un aparato de refrigeración, encontramos lo siguiente:

etiquetado ejemplo

El nuevo etiquetado incorpora como novedad, en la parte superior derecha de la etiqueta, un código QR exclusivo del producto, para que el consumidor pueda acceder a través de su teléfono móvil a las características y datos específicos de cada modelo, dentro de una nueva base de datos a escala europea denominada EPREL (European Product Database for Energy Labelling).

En ambos encontramos en la parte superior izquierda la marca o el nombre del proveedor y en la superior derecha la referencia del modelo.

La principal diferencia la encontramos en la propia clasificación. Donde antes pasaba de A+++, A++, A+ y A hasta la D, ahora se trata de una escala de la A a la G, donde la A y el color verde representan la máxima eficiencia energética y la G y el color rojo la menor.

Al igual que en el anterior etiquetado, a la derecha de la escala aparece una flecha en negro que marca la referencia del nivel de eficiencia energética del producto que estamos comprando.

También se conserva que, debajo de la escala de eficiencia, aparece destacado el consumo de energía anual, medido en kwh/año. Este consumo también varía de una etiqueta a otra, ya que la metodología de análisis del laboratorio también ha cambiado.

Debajo se mantiene también el uso de pictogramas, que destacan características de cada electrodoméstico. Para el caso de un aparato de refrigeración que ilustra la imagen del ejemplo, se trata del volumen de almacenamiento en litros de todos sus compartimentos; la emisión de ruido, medida en decibelios; y el volumen de almacenamiento de los compartimentos para alimentos congelados.

Como se ve en la imagen del ejemplo un producto que antes tenía etiqueta energética A+++ ahora es C y el consumo que antes era de 62 kwh/año ahora es de 66 kwh/ año.

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