TRES CANTOS, LAS MÁQUINAS Y LOS ÁRBOLES, por Luis Mosquera
A principios de los años 80, más bien a partir del año 83, la CAM era la titular de Tres Cantos S.A. Resulta que había un hombrecito allí, arquitecto, que tenía buena parte de sangre gallega y al que le gustaba mucho la verdura. El bueno del arquitecto soñaba con que se produjera una explosión de verdura en la ACTUR, que por aquel entonces tenía una superficie de 1600 hectáreas delimitada con mojones y removida en su superficie por las máquinas que no dejaron una hierba viva, solo algunos «ramajos» por donde no pisaron.
El jovencito arquitectotriz le daba vueltas a ver cómo se ingeniaba el asunto para llenar Tres Cantos de árboles hasta los topes y alguien le dijo que su viejo profesor, D. Joaquín Aracil Bellot, de la cátedra de D. Antonio Vázquez de Castro en la ETSAM, era muy naturalista y amigo de D. Luis Miquel Suárez-Inclán, magnífico arquitecto, escritor y ecologista, para más señas Director General de Arquitectura, además de comunista romántico y Consejero de Tres Cantos S.A. Fue entonces cuando el arquitectillo le pidió a su profesor que intercediera ante D. Luis y viéramos la posibilidad y viabilidad de plantar profusamente Tres Cantos. D. Luis Miquel se entusiasmó con la idea, lo llevó al Consejo y sacó dinero de todas partes donde pudo, para este objeto, plantar Tres Cantos. Finalmente, se hizo con unas asignaciones presupuestarias durante unos cuantos años. Por otro lado, en Tres Cantos S.A., había otro hombrecito más joven todavía, aunque extraordinario profesional y orgullo de este pueblo, D. Jesús Ruipérez García.
Este jovencito de pelo rizado y cabeza gorda, porque tiene mucha materia gris, pintó en los planos de Tres Cantos dónde iban los árboles y demás verdura, en taludes y viales las plantaciones, y si era un ciprés, un plátano o un pino, y hasta para dar cuerpo se plantó algún chopo y algún álamo para dar crecimiento rápido, además de por economía. Es decir, se trataba que el árido Tres Cantos cambiara cuanto antes su medio ambiente. Los preciosos planos de Jesús Ruipérez García y su equipo de brillantes arquitectos de momento no aparecen, pero aparecerán. Ya han pasado 40 años y los arbolillos tienen tanto cuerpo, aunque prometen tener mucho más, y podemos pensar y casi constatar que no debe haber mucho núcleo urbano con una dotación forestal que además prospera por su eminente crecimiento.
Hay aquí un dilema, muchos han dicho que había especies en Tres Cantos consolidado que no son propiamente urbanas, es cierto que algunas especies son invasoras por las raíces y sabiéndolo se puede controlar bastante con la ventaja de que la sombra es algo fundamental en un clima como el de Tres Cantos, pues hay mucho asfalto y mucha pared. Por otra parte, esos arbolitos que se han plantado últimamente por parte del Ayuntamiento en comparación con los demás, parece que tienen vocación de bonsáis.
También hubo una época que más o menos coincide con la de las plantaciones de los años 80, que consistió en que Tres Cantos SA acopiaba planta, llamémosle doméstica, y las compartían las cooperativas para que las promociones tuvieran verde. También se preguntó mucho en Tres Cantos por un regalo del ICONA, que se almacenó en el Parque Central como si fuera al modo del vivero, se escayolaron las plantas y luego se fueron repartiendo por el borde de las calzadas, sobre todo en Soto de Viñuelas y la zona industrial.
Ha habido propuestas de poner tiestos hechos in situ de hormigón, a modo de jardinera, también para cubrir los muros ciegos con planta, y esta evita siempre las pintadas y protege el soleamiento. La planta siempre ha sido un estabilizador de temperatura y humedad. Y estaba en unos de los objetivos de origen, el plantar tanto que se acusara en el termómetro y, por otra parte, hubiera tantas láminas de agua o similar que modificaran positivamente la humedad relativa.
Luis Mosquera
Arquitecto
TRES CANTOS, LAS MÁQUINAS Y LOS ÁRBOLES, por Luis Mosquera. De la sección Personajes Tricantinos
