Tanto las temperaturas muy elevadas que ocasionalmente se dan en verano, como las muy bajas del invierno, suponen un riesgo para la salud y el bienestar de las personas, sobre todo de las más frágiles y vulnerables.
Tanto las temperaturas muy elevadas que ocasionalmente se dan en verano, como las muy bajas del invierno, suponen un riesgo para la salud y el bienestar de las personas, sobre todo de las más frágiles y vulnerables.