En este espacio se puede encontrar información útil para aquellos pacientes que necesiten un programa de Rehabilitación Cardíaca y los profesionales que los atienden.
Cuida de tu corazón toda la vida
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió en 1993 la rehabilitación cardiaca como “la suma coordinada de intervenciones requeridas para influir favorablemente sobre la enfermedad, asegurando las mejores condiciones físicas, psíquicas y sociales, para que los pacientes por sus propios medios, puedan conservar o reanudar sus actividades en la sociedad de manera óptima. La rehabilitación no debe considerarse como una terapia, sino que debe ser integrada en el tratamiento global de la cardiopatía, de la cual, esta forma solo es una faceta”.
Prevención y factores de riesgo modificables en la Rehabilitación Cardiaca
El objetivo principal de la rehabilitación cardiaca es conseguir el máximo nivel de actividad del paciente compatible con la capacidad funcional de su corazón. A corto plazo, se trata de recuperar la capacidad física lo antes posible para reanudar las actividades cotidianas y, a largo plazo, modificar los factores de riesgo y de comportamiento que influyen en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares.
La actividad física siempre debe ir prescrita por un médico, ya que es un tratamiento más, y podemos sufrir efectos negativos si no la realizamos correctamente. Es el médico quien debe decidir qué actividades son las más adecuadas, atendiendo a la enfermedad que suframos, a las capacidades de nuestro corazón y teniendo en cuenta nuestras preferencias y antecedentes personales. La actividad física es una parte fundamental de la rehabilitación cardiaca, pero debe ir siempre acompañada de un control de los factores que desencadenan estas enfermedades (obesidad, hipertensión, colesterol alto…), toma del tratamiento prescrito y control del estrés.
Hay dos tipos fundamentales de ejercicios que podemos hacer: aeróbicos (que consumen oxígeno) y anaeróbicos (ejercicios fundamentalmente de fuerza). La combinación de ambos tipos es lo que ha demostrado ser de mayor utilidad en la recuperación de los pacientes cardiovasculares.
Dentro de los ejercicios aeróbicos, que son los que mayoritariamente debemos realizar, se encuentran caminar, bicicleta, elíptica, remo, natación… Entre los ejercicios de fuerza, realizar pesas es lo más sencillo; también hay diferentes máquinas en los gimnasios que nos permiten trabajar la fuerza.
Realizar al menos 5 días a la semana ejercicio aeróbico (caminar, nadar, bici…), con control de la frecuencia cardiaca máxima según las indicaciones médicas. La duración mínima del ejercicio debería ser 1 hora. Si tenemos que perder peso, conviene que aumentemos este tiempo, pero siempre siguiendo las indicaciones del médico.
Las recomendaciones estándar del ejercicio son:
- Al finalizar se deben realizar ejercicios de estiramiento. El ejercicio aeróbico debe ir precedido de un calentamiento, para evitar lesiones, incluidos los ejercicios respiratorios.
- Además, añadir ejercicios de fuerza con los pesos que nos haya indicado el médico, 10-15 repeticiones, 3 días a la semana. En el momento del trabajo, es decir, en la contracción muscular, se debe realizar la espiración (echar el aire) y en la fase de relajación, inspirar (coger el aire).
- Evitar las actividades físicas competitivas, ya que suelen suponer un estrés añadido.
Hay que recordar que todo lo aprendido, en cuanto al ejercicio, debe ser realizado durante toda la vida; no vale con hacerlo unos meses y luego abandonar. Este es el secreto para que nuestro corazón vaya mejorando poco a poco; para ayudarnos a controlar la tensión, la glucosa y el colesterol, para perder peso e incluso, con el tiempo, si todo va bien, ayudar a disminuir el tratamiento farmacológico.
Otras informaciones de interés
En la Comunidad de Madrid, a través del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, se trabaja en un programa de Rehabilitación Cardiaca Infantil, que permite a los niños, a través del ejercicio monitorizado, recuperar la función cardiovascular, mejorando su calidad de vida.
Para la inclusión de los niños, se revisa la historia clínica y evolución del paciente y se realiza una evaluación individual completa de aptitud física y rendimiento deportivo con diferentes pruebas como la ergoespirometría, ecocardiografía en reposo y tras esfuerzo y holter.
Según los resultados se establece la situación respiratoria y cardiológica de partida y si los datos son favorables y cumplen criterios de inclusión, se fijan las metas en el tratamiento.
El programa es personalizado con ejercicio controlado por telemonitorización, que incluye entrenamiento respiratorio y muscular, ejercicios de flexibilidad y coordinación, complementándose con charlas educativas y una valoración psicológica. Asimismo, antes del inicio de la actividad, los pacientes y las familias reciben toda la información necesaria y el preceptivo consentimiento informado.
Participan profesionales como cardiólogos, rehabilitadores, enfermeros y fisioterapeutas infantiles, es de tres meses de duración y con una asistencia de dos veces por semana, se desarrolla en horario de tarde para no interferir con las actividades escolares de los niños. La actividad se está desarrollando con niños cardiópatas de seis años y en los que han transcurrido al menos un año tras la última cirugía cardiaca.
Además, se aportan medidas como el fomento de hábitos saludables, la educación sanitaria y la prevención del sedentarismo, es decir, un enfoque integral, útil en su día a día, con un impacto positivo claro en su calidad de vida, lo que repercutirá en un mejor futuro en la edad adulta, intentando mejorar su pronóstico a medio y largo plazo.