LIBERALISMO SOCIAL, por Daniel Almagro.
EL LIBERALISMO SOCIAL es una nueva corriente de pensamiento que busca dar solución a las necesidades reales de las personas más necesitadas de nuestra sociedad y a las víctimas de posibles acontecimientos que puedan generar estados de vulnerabilidad, dependencia, etc. Basado en la experiencia con la realidad del intervencionismo estatal y monopolio del mismo a la hora de dar respuesta a las necesidades sociales y en la confianza en la comunidad formada por personas capaces de dar respuesta a las necesidades de las mismas, sin perjuicio de la iniciativa estatal, incluso colaborando con esta u otras asociaciones y teniendo muy en cuenta las verdaderas raíces de la ayuda social en los países occidentales o de cultura judeocristiana y el Evangelio. Lucas 9:13 Él les dijo: Dadles vosotros de comer.
Que está en el origen de las primeras comunidades y luego instituciones, que sentaron las bases del bienestar social al que nos habíamos acercado, sin llegar a conseguirlo, debido a la actual disminución de iniciativas ciudadanas o comunitarias, entre otras cosas por haber delegado en las instituciones que supuestamente buscaban dar solución a estas necesidades, pero que no han podido hacerlo, entre otras cosas por no ser su prioridad, ya que es el sostenerse a sí mismas. También por estar desvinculadas de la realidad ciudadana y por depender normalmente de otras instituciones de naturaleza política, (redes clientelares) etc.
El liberalismo social confía en la iniciativa popular dinámica en convivencia con la estatal o cualquier otro tipo, pero sin delegar en ellas, pues ya hemos comprobado que la institucionalización de la ayuda social no da respuesta real y si crea una cronificación de las problemáticas sociales que terminan siendo peor que la problemática primera, pues además produce una parálisis social derivada de la dependencia del propio sistema, que pasa a ser un sistema que oprime cualquier tipo de iniciativa popular a través de una burocracia impositiva y de un asistencialismo que victimiza y hace dependiente por no creer en la iniciativa personal que no pueda controlar o utilizar para sus objetivos políticos o ideológicos, ya la estatalidad monopoliza y politiza, debido a su forma de gobierno dependiente de políticos y sus ideologías.
El liberalismo social fomenta la iniciativa personal, popular, comunitaria, local e independiente, en colaboración con instituciones y estado, minimizando la burocracia y estableciendo una normativa común y específica, que regulen y se atengan a derecho estas iniciativas o comunidades, ofreciendo seguridad asistencial a los usuarios de las mismas.
Dichas iniciativas populares podrán ser de naturaleza temporal en respuesta a una necesidad social urgente, pudiendo convertirse en comunidades de respuesta social permanente. Estas últimas pasarían a ser organizaciones sociales, convencionales o comunitarias, bajo un estatus especial que facilitase la permanencia, su extensión o extinción agilizada.
Naturaleza de la acción liberal tiene en cuenta, por encima de todo, la futurible capacidad de la persona o la comunidad para la máxima gestión de sus necesidades, solo así podremos solucionar de raíz el problema, sin crear otros efectos perjudiciales como el asistencialismo o la dependencia e involucrando a la persona en su propia respuesta o solución y a su vez contando con el apoyo que le dan sus iguales y no una institución, evitando también la institucionalización de las personas.
Compromiso: El liberalismo la persona es un sujeto activo y requiere de su compromiso y participación para poder acompañarle hacia la solución de su problema o mejora de sus condiciones, ya que si no, se convertiría es un mero receptor de ayuda y caeríamos en la exclusión positiva por excluir de su propia liberación por la condescendencia. Evitando siempre el paternalismo.
Humanidad: Desde una humanidad siempre creciente e imposible de delegar completamente en las instituciones, sean de la naturaleza que sean: estatales, políticas o religiosas. Somos seres sociales y vivimos en comunidad, solo tenemos que hacer visible y operativa dicha comunidad para poder dar solución a los problemas por sí misma.
Libertad como solución: La auténtica libertad no hace preso a nadie de ayudas, ni de fronteras que impidan el regreso al migrante que no se compromete con la sociedad que le acoge, pues corremos el peligro de desvirtuar a la persona por el hecho de que no asuma las consecuencias de sus actos. Las puertas deben estar abiertas para entrar o salir, sin que esto ocasione un trauma, para ello debemos de tener un plan de actuación o un itinerario que ofrecer a la persona que desea ser ayudada y protocolos que se puedan aplicar dependiendo de la respuesta de la misma.
No dejar a nadie sin respuesta: Los casos extremos de dependencia son una oportunidad para la unión y coordinación con entidades diversas con las que poder ofrecer una asistencia integral a las personas o comunidades, pues no podemos de los profesionales dependientes de las instituciones suelen ofrecer una respuesta profesional que deja fuera a la persona, por centrarse solo en un ámbito de la misma, ya sea, salud, legal, habitacional etc.
Auténtica igualdad: No es el igualitarismo que homogeneiza, sino que tiene en cuenta sobre todo las diferencias físicas, culturales y de capacidades (discapacidad), para poder ofrecer un ámbito ideal de equidad, renunciando a las artimañas como la discriminación positiva que aborda a la persona por su género o cualquier otra cualidad que no la definen en sí misma y menos aún sus capacidades.
Emprendimiento social: Crear una comunidad donde cada individuo es importante y puede emprender con libertad, es una sociedad que puede adaptarse a cualquier acontecimiento, pues no anula a nadie y se hace con todos para ser de verdad una sociedad más humana.
Libertad económica: Una economía libre es imprescindible para no depender de terceros que condicionan la actuación personal y comunitaria, por lo que se deberán buscar formas de financiación a través del emprendimiento o colaboración empresarial y a través de cooperativas sociales que sustenten los proyectos.
El liberalismo social tiene como una de sus consecuencias la de crear formas de vida más justas, que dan sentido a la vida en sí misma, como la vida en comunidad, mayor unión y compromiso, pero sobre todo una vida más viva en un mundo donde el individualismo y socialismo han arrebatado a la persona que aquello que le va sentido a la vida, dando como resultado un mayor número de enfermedad mental, suicidios y dependencia. La desesperanza de una sociedad establecida desde unos estamentos muy alejados de su realidad cotidiana y que toman decisiones sobre sus vidas a miles de kilómetros de su localidad.
En definitiva el liberalismo social confía plenamente en la capacidad de la propia sociedad del individuo como los entes únicos capaces de gestionarse y buscar soluciones con o sin la intervención que estamentos paternalistas que ven a las personas como meros usuarios o consumidores de sus recursos a cambio de excluirlos de la gestión de sus propias vidas.
Daniel Almagro.