Candilazo en Tres Cantos. Nuestra lectora-colaboradora Emma Lomoschitz nos manda esta fotografía y video de esta misma mañana mostrándonos este candilazo en Tres Cantos.
La luz del candilazo en Tres Cantos es premonitoria de que los días de luz más cortos del año están llegando a su fin con la llegada del solsticio de invierno. Es lógico que una fiesta pagana, sobre el triunfo de la luz sobre la oscuridad, haya sido cristianizada para rememorar la llegada de la luz de Cristo a la tierra en la cultura cristiana.
¿Qué son los candilazos y por qué se producen? Aquí nos lo explican.
¿Quién no se ha parado a contemplar un fantástico atardecer o ha quedado fascinado con la paleta de colores del cielo justo antes del amanecer? Es el fenómeno meteorológico por excelencia dada la alta frecuencia con la que ocurre: los cielos con candilazo o también llamados arrebolados. Esos cielos encendidos, llenos de colores rojos, naranjas, rosas e incluso morados. Aunque curiosamente, a veces sales a buscarlos, pero no los encuentras.
Al contrario de lo que asimila parte de la cultura popular, no son las nubes las que “vienen” encendidas, solo son la paleta de colores sobre la que la luz del sol muestra todo su potencial. Pero….¿y por qué no se ven también durante el mediodía? ¿Qué factores van a contribuir a que este fenómeno se muestre en todo su esplendor? Vamos a echar un vistazo a los que más influyen en su desarrollo e intensidad: la dispersión de la luz solar y su ángulo de incidencia sobre la tierra, el tipo de nubes presentes en el cielo y la cantidad de partículas o la humedad presente en la atmósfera.
LUZ SOLAR: DISPERSIÓN E INCIDENCIA
La luz del sol se compone de todos los colores que forman parte del “espectro visible”, buena muestra de ello son los colores que vemos en un arcoíris. Pues bien, todos estos colores se dispersan de una manera más o menos intensa en dependencia en gran parte del ángulo de incidencia de los rayos solares sobre nuestra atmósfera, así:
- Cuando los rayos solares inciden de manera perpendicular a la atmósfera, algo que sucede con más intensidad cuanto más alto está el sol en el horizonte (cenit solar al mediodía), es la luz azul con longitudes de onda más cortas (inferiores a 500 nm) la que se dispersa en la atmósfera con mayor éxito, inundando de ese color, cielo (azul) y nubes (blancas o grises).
- Cuando los rayos solares indicen de una manera “más paralela” a la atmósfera, algo que sucede en los atardeceres o amaneceres, la luz azul al dispersarse más se pierde por el camino, y es en este caso la luz roja, de mayor longitud de onda (> 600 nm) la que predomina, encendiendo las nubes “desde abajo”.
NUBOSIDAD: MEJOR DE TIPO MEDIO Y ALTO
Sin nubes no habrá candilazo, como hemos podido intuir al final del epígrafe anterior. Necesitamos de un lienzo sobre el que se proyecte esa luz roja para poder ver el encendido del cielo. Habitualmente en meteorología hablamos de diferentes tipos de nubes en dependencia de la altura a la que se encuentren en el cielo: bajas, medias y altas.
Pues bien, para que se dé este fenómeno dependemos de la presencia de las 2 últimas: medias (base sobre 2000 metros) y altas (base sobre 5000 o 6000 metros). En este caso, las nubes bajas no nos servirían debido a que opacarían parcial o totalmente los rayos del sol. Necesitamos de nubes que dejen pasar la luz por debajo de ellas y que se iluminen desde su base. A veces incluso los ápices de los grandes cumulonimbos se ven iluminados.
Existen algunas matizaciones de este fenómeno que conviene apuntar y que pueden modificar las condiciones de visionado de este fenómeno:
- La alta humedad absorberá parte de la radiación solar y el fenómeno quedaría más moderado. Esto suele suceder cuando el candilazo o arrebol se produce después de llover, especialmente en las estaciones más húmedas.
- Las partículas contaminantes pueden favorecer que el “encendido” sea más intenso. Algo que suele suceder con más frecuencia por las tardes, después de la alta actividad contaminante antropológica.