El bien objeto de la presente declaración corresponde a las estructuras y elementos de cultura material asociados al yacimiento arqueológico “La Mezquita”. Por ello, se consideran partes integrantes del bien la materialidad de los elementos originales preservados en el conjunto, como son los restos de la envolvente arquitectónica de la iglesia y sus pavimentos conservados, sistema de evacuación de aguas, lápidas, estelas funerarias y todos los elementos que puedan encontrarse en la superficie circunscrita a los límites del templo y su entorno; así como la necrópolis exterior al templo que forma el conjunto de enterramientos de diversas fases cronológicas y de uso y que conforman, tanto la parte interior del templo, como aquellos enterramientos hallados en el sector norte, oeste y sur de la parcela.
La Iglesia
Los restos del edificio de la iglesia románico-mudéjar presentan diversas fases de construcción, remontándose sus inicios a los siglos XII-XIII, con posteriores ampliaciones del oratorio fundacional hacia el norte y el este. Estas adiciones posteriores incluyen el presbiterio, el ábside, la sacristía y el sistema de salida de aguas; el campanario y el pórtico de acceso en la zona septentrional. Las últimas fases estudiadas están datadas en los siglos XVI-XVII aproximadamente, que coinciden con la fecha de abandono del templo tras la construcción de la iglesia parroquial. Las investigaciones realizadas hacen corresponder la construcción de la nave central del templo con la fase fundacional del edificio de los siglos XII-XIII, a la que se le asocian las inhumaciones de la primera fase de la necrópolis.
Posteriormente, se produjo la ampliación oriental en la que se erigieron el presbiterio y el ábside semicircular y que, en algunos casos, amortiza utilizando como fosa de cimentación las inhumaciones antropomorfas en el nivel geológico de la fase fundacional de enterramientos. Finalmente, se levantaron tres espacios anexos hacia la cara norte, antesala de unas estancias con función aún desconocida, junto al campanario, que presenta muros más gruesos que el resto del edificio, y la sacristía, en la que se encontró un pavimento de barro poco cocido.
El templo se configura mediante una planta rectangular de una única nave que mide 28 metros de largo por 13,70 metros de ancho aproximadamente. Destaca la amplitud del espacio, que probablemente estuvo articulado en origen a través de arcos torales, presentando un remate de cubierta a dos aguas. La cabecera de la iglesia, orientada al este, tiene una dimensión de 10 metros de ancho, estando ligeramente retranqueada respecto a la nave, que presenta restos de bases de pilastras y de cimentaciones de grandes piezas de granito. El ábside semicircular corresponde aproximadamente a la ampliación del templo realizada entre los siglos XV y XVI, época en la que también se adosaron al muro la torre, la sacristía, y el albañal o sistema de evacuación de aguas. Por su parte, el campanario está construido con sillares y sillarejos trabados con mortero.
Cabe reseñar la documentación sobre los restos de un arco mudéjar de ladrillo con tres arquivoltas del mismo material, que fue demolido durante las actuaciones de 1988 por parte del propietario de la finca. Este pórtico que presentaba restos de arcos se añade a la construcción fundacional en el siglo XIII, según concluyen los investigadores.
En los restos del templo se encuentran diversos materiales y tipos de fábrica según la fase constructiva a la que pertenezcan, encontrando ladrillo mudéjar, encofrados de cal y canto, mampuestos enfoscados y sillería labrada de granito en esquinas y zócalos.
La necrópolis
La necrópolis del yacimiento está asociada a la presencia del templo, y se encuentra tanto en el interior del mismo como en el área exterior. Las excavaciones arqueológicas realizadas hasta el momento han permitido documentar diferentes momentos de uso del cementerio, en el que se han constatado más de cien tumbas que se distribuyen por las zonas norte, sur y oeste de la parcela e interior de la iglesia. Todas las inhumaciones presentan una orientación general O-E.
Se identifican así hasta tres fases de enterramientos distintos, que se corresponden con las tres fases de uso del edificio. Destaca una primera fase fundacional con tumbas excavadas en roca, predominantemente antropomorfas, excavadas en un nivel geológico de sustrato de granito muy disgregado y de tonalidad amarillenta. La tipología de tumbas de esta fase es la de enterramientos antropomorfos de cabecera recta fundamentalmente, hallándose algunos de cabecera circular y de bañera, siendo esta última la destinada a los enterramientos infantiles. Correspondería a una fase fundacional de los siglos X y XII que remitiría según algunas investigaciones a la posible existencia de un edificio anterior al actual.
La segunda fase se corresponde con el hallazgo de enterramientos en fosa muy simples, en los que los individuos han sido envueltos en sudarios e introducidos en un ataúd de madera, que se deposita en una fosa cubierta con tierra. Este tipo de inhumaciones aparecen superpuestas, de forma que han aparecido hasta cuatro individuos en una potencia estratigráfica de apenas 60 centímetros. En algunos puntos, estos enterramientos conviven con tumbas en fosa tapadas con cubierta granítica datadas en los siglos XIII-XV, y que se corresponden por relación estratigráfica y cotas a la fase fundacional del edificio actual.
Por último, la tercera fase de enterramientos se corresponde con los excavados a niveles deposicionales donde se documentan restos óseos fragmentados sin conexión anatómica y con gran diversidad de tipos de enterramientos, como los de fosa con cubierta granítica, los de lajas, y las tumbas realizadas en adobe. Esta fase se asocia por relación estratigráfica y de cota a la última fase del edificio actual, correspondiente a la ampliación y construcción del ábside, sacristía y campanario entre los siglos XV y XVI, y que coincide con la época de esplendor de la localidad de Cadalso de los Vidrios.
El gran número de enterramientos de Edad Moderna que se reflejan en las numerosas losas graníticas con inscripciones, que indican la condición noble de algunas de las familias inhumadas, refleja la importancia de la localidad en ese momento. También se registran en las lápidas numerosas gliptografías como marcas de cantero, signos lapidarios y grabados en piedra, así como alguna reutilización. De igual forma, a través de los enterramientos de la nave central que conservan lápidas funerarias con inscripciones epigráficas, se ha podido conocer el nombre de alguno de los inhumados en el yacimiento.
El yacimiento se encuentra en la actualidad cubierto por una gran estructura de doce pilares de acero y cubierta de madera para su protección. Realizada en 2010, las zapatas sobre las que se apoyan los pilares de esta estructura están ubicadas en una posición que garantiza la mínima pérdida de información en el proceso de investigación. Finalmente, el acceso al mismo se realiza por un camino de grava situado en el lado este de la parcela, a escasos metros del exterior de la cabecera de la iglesia.
Basándose en la documentación conocida hasta el momento, cabe destacar elementos de cultura material aparecidos durante los trabajos de excavación arqueológica en el yacimiento. Entre los elementos encontrados cabe destacar las lápidas escritas con caracteres en letra gótica y humanística aparecidas en las labores de excavación y limpieza efectuadas en 1985, así como fragmentos cerámicos de época no especificada. Asimismo, en la campaña llevada a cabo en 1989 y en la prospección arqueológica de 1993 se documentaron ocho maravedíes de cobre de Fernando VII y dos vellones pobres, óbolos y cuartos de vellón, así como un ajuar numismático del siglo XIII y monedas de los reyes Alfonso X y Enrique IV. También se registraron estelas funerarias de granito decoradas y diversos fragmentos de loza vidriada en blanco y rosado. Se han hallado asimismo elementos como platos, escorias de vidrio, un rosario de cuentas de vidrio azul, una cadena a base de eslabones en ocho de bronce, una cruz en hilo de bronce torsionado, clavos, tachuelas, tachones, alfileres, restos de tejido, una figurilla antropomorfa perforada en azabache posiblemente correspondiente a Santiago apóstol—, una hebilla de cobre, unas pinzas, una llave, pulseras de pasta vítrea, etc. Todos los bienes referidos son objeto de estudio.